lunes, 1 de febrero de 2010

Hablemos de entornos.

El otro día estuvimos jugando a un juego en clase. Si me pongo en plan pedante, os comentaría que no era un juego, sino una actividad ludica con el objetivo de ampiliar el vocabulario y estructurar el pensamiento, es decir, ayudar al alumnado a establecer categorías de palabras. Pero casi que prefiero no ponerme para no cumplir aquello de "psicopedagogo no seas pedante, que con ser psicopedagogo tienes bastante..."

La actividad consistía en lo siguiente: todos en coro sentados y una pelota. El maestro empieza diciendo: "De la Habana ha venido un barco cargado de..." y entonces elegimos la categoría de palabras que queramos trabajar. Por ejemplo:"De la Habana ha venido un barco cargado de sentimientos". En ese momento lanzo la pelota a algún alumno y el que la recibe debe decir un sentimiento y pasa la pelota. Así seguimos hasta que alguno tarda más de la cuenta, dice alguna palabra errónea o dice algo repetido. Ese queda eliminado y empezamos el juego con otra categoría de palabras... herramientas, sabores, colores, frutas, etc.

Pues a lo que iba. Empezamos el juego. Hablamos de niños y niñas de 3º, aproximadamente 9 años. Cogí la pelota y solté la retahila: "De la Habana ha venido un barco cargado de líquidos" y lancé la pelota a uno de los niños de la clase. Este la recepcionó y dijo: "Barceló".

Creo que aquí hay tema para varios posts, ¿no te parece?

Lunes 1 de febrero de 2010

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