lunes, 23 de abril de 2007

Yo sí, tú no...

Varios supuestos. Imagina que eres padre o madre de:

1. Juan, 16 años. En plenas facultades físicas y mentales. Puede decidir libremente. Empezó pronto a descubrir su cuerpo consigo mismo. Ahora está empezando a descubrir el cuerpo de Ariadna, su novia. Juntos están disfrutando de sus primeras relaciones sexuales, con el "petting" (especie de juego amoroso y placentero, en el que todo está permitido, excepto el coito) como plato principal.

2. Pedro, 19 años. Retraso Mental leve. Acaba de conocer a Sofía, compañera de clase en su curso de Auxiliar de Jardinería. Sienten una fuerte atracción el uno por el otro y están empezando a despertarse deseos sexuales en la pareja. Juntos están descubriendo el amor y todo lo que ello conlleva.

3. Manuel, 17 años. Paralítico cerebral con Inteligencia conservada (cuando la parálisis no conlleva discapcidad mental). Está bien integrado en su barrio. Sale y entra con sus colegas, participa en todas las conversaciones menos en una: cuando se ponen a contar experiencias con chicas. No participa porque no tiene. No conoce el sexo, no ha hecho el amor y ni siquiera se ha masturbado nunca porque no puede.

Y ante esto te y me pregunto yo:

¿Cuáles son nuestras obligaciones como padre?
¿Cuáles son los derechos de mi hijo como persona?
¿Debemos permitir, debemos coartar o debemos impulsar las relaciones de mi hijo consigo mismo y con los demás?
¿Y si mi hijo no puede acercarse al sexo, debemos acercar el sexo a nuestro hijo?
¿Conseguimos algo evitando el tema?
¿Por qué tanto miedo al sexo?
Y si es difícil con hijos varones, ¿es más difícil si tenemos una hija? ¿Por qué?

A veces, lo verdaderamente importante, es hacer explícito lo implícito. Ayudaríamos a muchas personas, principalmente a nosotros mismos.

Y todavía hay gente que dice
vivir en una sociedad moderna.
23 de abril de 2007