sábado, 2 de diciembre de 2006

¿Quién se ha llevado mi queso?

¿Dónde está el éxito del cambio? ¿Cuándo un cambio llega a un lugar para quedarse? ¿Debe un cambio partir de la base para llegar a la cima o al contrario? Y un cambio en Educación: ¿Quién lo promueve? ¿Quién lo dirige? ¿De dónde debe nacer? ¿Qué es antes el cambio en la mentalidad de los profesionales en educación o el cambio en las leyes? ¿Un cambio de mentalidad lleva consigo un cambio de práctica?.

Llevo desde 1997 conectado a la educación desde detrás de la barra. Desde entonces, escasos nueve años, han sido muchos los cambios que he vivido en mis propias carnes.

Hemos pasado de buscar la integración de alumnos con necesidades educativas especiales a buscar la inclusión de todos en una escuela para todos. Ya no se programa para el alumno medio y posteriormente se hacen adapataciones para los "diferentes", sino que se abre un abanico de posibilidades y la flexibilidad en la programación se convierte en la herramienta cuasi principal para responder a la demanda de la nueva escuela diversa... o ¿no?

También hemos pasado de alumnos con problemas para aprender a maestros con problemas para enseñar. Si la programación es flexible, si existen multitud de metodologías didácticas, si la escuela es diversa, los profesores deberán tener prácticas pedagógicas diversas que se adapten a las necesidades de todo su alumnado... o ¿no?

A veces las cosas no son tan sencillas como pueden parecer. A veces, aunque se esté convencido, se tengan ganas y se esté dispuesto a cambiar, nos encontramos perdidos y solos sin saber por dónde tirar. Pero esto es solo a veces, porque en otros momentos ni una cosa, ni otra.

Porque lo importante del primer paso
no es su longitud, sino su sentido...
Al menos, eso dicen.
02 diciembre 2006