lunes, 12 de noviembre de 2012

En Huelga

El miércoles voy a la Huelga General. Y lo hago convencido de que vale para algo. Siempre he pensado, y así me gusta enseñárselo a "mis niños", que muchos poquitos juntos pueden llegar a ser un mucho. Y que esa es la única manera que tenemos de actuar.

Hace tiempo que la democracia, a nivel político, se fue al carajo. Yo apenas recuerdo cuando esa democracia bebía de la ilusión, de las ganas, de las fuerzas del pueblo... ese pueblo vivo y luchador... ese pueblo de hombreras y pantalones de campana.

Nos dominan porque nos dejamos dominar. Lo peor no es ser dominado, sino serlo teniendo sensación o sentimiento de libertad. Y no lo somos. No somos libres. Tristemente. Somos marionetas al servicio de unos pocos; ilusos manejados cual títeres por intereses comerciales, avariciosos, asquerosos, impuros, inmisericordes, egoístas... millonarios.

Y yo hago mi huelga contra la clase política en general. Seguro, estoy convencido de ello, que hay muchos políticos honrados. Muchos. Muchísimos. Seguramente, muchos políticos más honrados que deshonrados. Tan seguro como de que esos honrados mandan menos que los deshonrados. Sin duda alguna.

No han sabido (¿querido?) administrar la riqueza cuando las vacas eran gordas. No han sabido (¿querido?) hacerlo. Y ahora se dedican a disparar mierda con fina, certera, puntería, desde su posición cobarde, desde su peana, desde su altar valvulado. Y disparan contra el funcionario (¡maldito egoísta que no quiere colaborar con los pobres que las pasan canutas!), contra el parado (¡ese vago que mejor acortarle su paga para incentivarlo en la búsqueda de empleo! Está comprobado que si tengo un perro rabioso con ganas de morderme el culo corro más.... ¡"andevapará"!), contra el pensionista (¡no querrá este ahora una paga decente, ¿no?... como si hubiera estado toda su vida cotizando...), contra el inmigrante (¡será aprovechado que sin cotizar porque no quiere viene a ocupar mi cama en el hospital, las horas de mi médico y a comerse mis aspirinas!¡Y no te confundas que los españoles nos fuimos a Argentina y Alemania a trabajar de verdad, como buenas hormiguitas... no a robar como vienen los africanos o los rumanos... ni a traer otra vez enfermedades ya extinguidas!), contra el desahuciado (¡qué se creerá ese que no paga su hipoteca... que la pague "home" como la pago yo religiosamente!) y contra el pueblo en general, que ha vivido por encima de sus posibilidades (¡será derrochador el tío... mira que comprarse una casa por 35 millones y un coche para intentar tener una familia!)... como si las posibilidades para vivir las dictara el pueblo.

Pero no, no busquen que no encontrarán los mismos despiadados ataques contra la casta de este país (grandes capitales, banqueros, iglesia, políticos ricos). Ni un recorte. Ni un puto recorte. Ni un solo recorte a la Iglesia, al Banco, a las grandes fortunas. Más bien al contrario, más bien lo contrario: ayudas y ayudas permitidas por el pueblo llano, ese pueblo adormilado y permisivo en su mayoría, ese pueblo donde aquella frase popular de "virgencita virgencita que me quede como estoy" empieza a convertirse en un lema con un protagonismo demasiado peligroso, ese pueblo de barrigas agradecidas, ese pueblo que cuando calla, permite, que cuando mira para otro lado, permite, cuando deja de luchar, permite, que teme morder la mano de quien cree le da de comer... ¡Ay, España, cómo hemos cambiado!

Yo sé que todo el mundo no tiene la facilidad que tengo yo para hacer huelga. Yo sé que no es tan sencillo hacerla en la empresa privada. Y eso, sin duda, es quizás el mayor argumento para que los que podemos, la hagamos... y vayamos a una manifestación en la que al menos quede claro que empezamos a estar harto de lo que pasa y que cada vez queda menos para que todo estalle... y entonces... entonces...

O a lo mejor, todo es cuestión de que vuelvan los lunares grandes en los vestidos, la laca al pelo cardado, las campanas a nuestros pantalones y los canta-autores pongan una banda sonora inolvidable...

Lunes 12 de Noviembre de 2012